La Meditacion

¿Qué es la meditación?

La meditación es una técnica o práctica espiritual con la que accedemos a un estado ampliado de consciencia ubicado en nuestro interior, mas allá de nuestra mente consciente, con el objetivo de conseguir una serie beneficios propuestos.

Introducción a la meditación

Todo el mundo ha oído hablar de la meditación, muchos han buscado algo de información sobre ella, algunos la han empezado a practicar, y realmente pocos la han mantenido como herramienta hasta obtener algunos de sus múltiples beneficios.

Aclaremos un par de dudas acerca de la meditación para entender mejor qué es y por qué ocurre esto.
En primer lugar, a la hora de hablar de meditación suele confundirse el medio con el fin. Es decir, se nombra la meditación como la herramienta para alcanzar un estado de paz mental y plenitud, pero comúnmente también se llama meditación a ese estado final. En principio, la meditación es básicamente la herramienta (con sus muchas variantes y técnicas diferentes) utilizada para limpiar de la mente toda creencia, idea, prejuicio y recuerdo que nos impide vivir el momento presente con frescura, libertad, plenitud y alegría.
Profesor de meditación practicando la meditacion
Veamos qué ocurre en nuestra mente cuando escuchamos acerca de la posibilidad de alcanzar ese estado. Con su naturaleza contradictoria y conflictiva, la parte más superficial de nuestra mente (mente programada o mente condicionada) se divide claramente en dos opiniones opuestas:

  • La que piensa: ¡genial! Qué bonito, yo quiero alcanzar ese estado, ¿cómo se hace?
  • La que piensa: sea lo que sea lo que haya que hacer, yo no lo conseguiré, eso es muy difícil, ¿sentarme todos los días? Yo no puedo, no soy constante. ¿mantener la mente en silencio? Eso es imposible, yo tengo demasiadas cosas en la cabeza, pienso demasiado. Mejor ni siquiera lo intento (y un largo etcétera).

Para cualquier persona que quiera iniciarse en la meditación como camino hacia la paz interna, este conflicto mental es el principal obstáculo, sea para comenzar con la práctica o en sus primeras fases. Y la forma de solventar este conflicto, al contrario de la creencia popular, NUNCA pasa por la autoexigencia.

Podemos recurrir a un centro, un maestro, un curso presencial o incluso un curso a distancia, que nos proponga cierta estructura a la que irnos adaptando, siempre desde la amabilidad con nosotros mismos. La exigencia y los intentos en solitario, sin una guía que seguir, suelen convertirse en frustraciones, abandono del camino y la creación de la idea “la meditación no es para mí” o “yo no puedo meditar”.

Por qué empezar a meditar

Solo cuando se alcanza cierta práctica y se sienten sus beneficios comienza a aparecer la confianza en la meditación como herramienta que funciona, y es entonces cuando meditar ya no es un esfuerzo, sino que se convierte en una necesidad a mantener en el día a día, y se vuelve poco a poco tanto o más importante que el comer o el dormir, puesto que después de meditar te sientes más lleno que después de comer, y más descansado que después de dormir, con esa sensación de plenitud, sosiego y calmada alegría que cuando estás empezando solo parece una leyenda o algo exclusivo de santos y gurús.

Esa sensación es una parte fundamental de nuestra existencia, una parte que poco a poco hemos olvidado. Casi se podría decir que es la única parte real de nosotros mismos, la sensación de nuestro SER verdadero. Esta experiencia en un cuerpo vendría a ser, en comparación, una especie de sueño en el que inventamos toda clase situaciones y sensaciones opuestas a nuestra verdad fundamental. Un sueño que fue creado simplemente para experimentarlo, y en el que sin embargo una parte de nuestra mente ha quedado atrapada.

La meditación, por tanto, vendría a ser un camino de vuelta, un espacio que nos damos para permitirnos recordar que somos mucho más que cuerpos preocupados por sobrevivir en el mundo. Que SOMOS más allá y más profundo, que SOMOS plena alegría y pura dicha.

No la alegría ni la plenitud que surge cuando conseguimos algo aquí en el mundo. No la alegría que surge cuando tengo eso que quería, cuando esa persona me hace caso o se queda conmigo, cuando soy reconocido por esas personas cuya opinión me importa. Esta alegría es la que nos toca vivir ahora tanto para disfrutarla como para darnos cuenta de lo efímera que es, siempre dependiendo que a mi alrededor ocurra lo que yo considero adecuado, siempre unida al miedo a que se acabe.

La alegre y calmada plenitud que surge al conectarnos con esa parte fundamental de nosotros no es diferente en apariencia, en sensación. La diferencia fundamental es que no depende de la experiencia exterior, surge desde el interior y nos proporciona una increíble sensación de plenitud porque aparece la CERTEZA de que no es cambiante, de que está dentro, de que no se puede arrebatar ni acabarse.
dialogo sobre que es la meditacion
De ahí surge un día a día casi idéntico en apariencia, pero con una sensación completamente diferente en nuestro interior. Poco a poco (no de un día para otro) aparece un estado de ser en el que no estamos contentos o satisfechos porque todo está ocurriendo según nuestros planes, sino porque sabemos que ocurra lo que ocurra hoy, siempre está dentro de un plan y tiene un propósito, que siempre estamos en el lugar correcto y en el momento correcto, por más que nuestros juicios de valor nos intenten convencer de lo contrario.

¿Qué ocurre al meditar?

En las últimas décadas, el interés de la ciencia por la meditación ha ido en aumento, y se han monitorizado las funciones corporales de muchas personas cuando meditan. Gracias a ello ahora tenemos una idea más clara de lo que sucede físicamente en nuestro cuerpo al meditar:

  • Disminuye el cortisol plasmático (hormona de estrés).
  • Disminuye la presión arterial
  • Disminuye el ritmo cardíaco
  • Relajación muscular profunda

En general, todo ello contribuye a la reducción de los niveles de ansiedad, accediendo a una vida más sosegada, con mayor claridad y concentración. Además, contribuye claramente a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y en general cualquier enfermedad relacionada con el estrés.

Investigaciones más específicas han mostrado que produce notables efectos en áreas concretas de la salud:

  • Reducción en los factores de riesgo en la hipertensión, diabetes y obesidad
  • Disminución del engrosamiento de las arterias coronarias
  • Reducción de la presión arterial en comparación con otros procedimientos
  • Reducción de la insuficiencia cardíaca
  • Reducción en el uso de la medicación hipertensiva
  • Mejora de la respuesta del cerebro al estrés y el dolor

Con ello se abre un increíble universo de posibilidades de aplicar la meditación para la mejora de la vida de las personas en nuestra sociedad, en áreas tales como la prevención y tratamiento de la ansiedad, depresión e insomnio, la educación (inteligencia, creatividad y aprendizaje), reducción del crimen y rehabilitación de presos, y un largo etcétera.

¿Quién puede meditar? ¿es la meditación para todos?

Tal como hablábamos al principio, lo más común es que el conflicto mental inicial haga tirar la toalla antes de empezar a cualquiera que se proponga dar un paso hacia sí mismo a través de la meditación.

La experiencia vital de cada persona es diferente, aunque en esencia los conflictos por los que sufrimos sean siempre prácticamente los mismos. Debido a las diferentes formas que toma esa experiencia, han surgido tantos métodos de meditación que es fácil perderse y sentirse confuso y abrumado.

La meditación es un camino que cualquiera puede recorrer, una herramienta a disposición de todos. Es un camino que no te lleva a ningún lugar que esté más allá de tu piel, una herramienta que no arregla nada. Porque a donde “tratamos de llegar” con la meditación es ni más ni menos que lo que ya SOMOS, y lo que intentamos “arreglar” es simplemente un conjunto de creencias ilusorias dentro de un sueño del que solo nos queda despertar.

Por eso el camino de vuelta al SER es un camino de amabilidad, porque solo con esa suavidad podemos atravesar la dura coraza de la creencia de que necesitamos llegar a otro sitio que no es donde estamos y necesitamos llegar a ser algo o alguien que aún no somos.
Todo camino hacia adentro transita a través de todas las sombras que hemos proyectado, todos los juicios que hemos emitido, todas las cosas de nosotros mismos que hemos negado o escondido. No es siempre un camino agradable ni la plenitud surge desde el primer momento. Sin embargo, es un camino bien guiado desde dentro en el que podremos soltar poco a poco y por capas todo aquello que en apariencia nos separa de nuestro CENTRO, de nuestra VERDAD.
Simplemente sé paciente, prepárate para conocer y dejar ir todo lo que de oscuro hay en ti (por escondido, no por “malo”) y prueba el método que más te atraiga o el que la vida parezca indicarte con sus señales. Puede ser un camino largo, con altibajos, con aparentes demoras o retrasos, pero que en ningún momento dejará de llevarte hacia la PAZ.

Métodos y técnicas para meditar

Tal como decíamos, hay tantos métodos de meditación que parece haber contradicciones entre unos y otros respecto a las técnicas, posiciones y todo lo relacionado con la práctica.
No son en realidad contradicciones sino simplemente diferentes modos de abordar un mismo objetivo. Nunca te pierdas en discusiones sobre tu método de meditación comparándolo con el que practican otras personas, argumentando sobre su eficacia o sobre los términos que se utilizan para denominar ciertas cosas durante la práctica. La meditación es un camino puramente individual y experiencial, y perderse en los conceptos y las formas es alejarse de su objetivo.

En general, los métodos de meditación pueden dividirse por un lado en dinámicos (con movimiento) o estáticos, y por otro lado en métodos de enfoque o métodos libres.

Usualmente se combinan las meditaciones dinámicas con las estáticas, puesto que dar permiso de expresión libre al cuerpo es un modo eficaz de liberar a la mente de una parte de su carga “negativa” (que casi siempre es represión de la expresión). Tal es el caso de la meditación dinámica de Osho (normalmente incluyendo música) que termina con una meditación estática y de la meditación Latihan Kejiwaan que usan en el método SUBUD (Susila Budhi Dharma). Usualmente los practicantes de estas modalidades experimentan un estado de calma y una conexión más profunda que después se extiende a su vida diaria, sustituyendo poco a poco al común estado de apatía, miedo, ansiedad o confusión.
La combinación de meditación con trabajo comunitario en los centros Budistas podría ser otro ejemplo en cierto grado de esta combinación entre estático y dinámico.

Prácticamente todos los métodos de meditación que se pueden practicar en un principio son métodos de enfoque, es decir, en los que se sugiere un objeto de observación para mantener a la mente en un solo lugar y evitar su divagación y su movimiento (la mente es, según algunas tradiciones, como un mono loco saltando de árbol en árbol). Esto es sin duda necesario salvo en raras excepciones, puesto que la mente sin costumbre en la contemplación está habituada a saltar constantemente de un pensamiento a otro, de un miedo a otro, de un deseo a otro, causando confusión, contradicciones y frustración.

El enfoque se utiliza en las meditaciones estáticas, puesto que en las dinámicas el objetivo es precisamente inducir un “desenfoque” de la mente, una libre expresión del cuerpo que pase por la mente sin ser juzgada ni valorada.
Hay diferentes grados de enfoque en las meditaciones estáticas, desde los más básicos (externos) a los más internos.

Ejemplos de enfoques básicos:

Visuales:

  • La llama de una vela
  • Un fuego
  • Un punto fijo cualquiera
  • Mirar a los ojos de otra persona
  • Una palabra, frase o texto para inducir a la meditación (este enfoque también puede ser auditivo, y puede ser en parte interno si después de escuchar o leer se pasa a observar lo que surge)
  • Visualización (Se induce un estado interno de relajación y se mantiene a la mente enfocada mediante construir un escenario visual relajante que la mente imagine)

Auditivos:

  • Música
  • Un mantra (escuchado o recitado)
  • El sonido ambiente

Sensoriales:

  • Sentir las manos
  • Concentrarse en una postura concreta (usualmente la rectitud de la columna vertebral en posición sentada)
  • Concentrarse en la respiración, cómo el aire entra y sale del cuerpo (enfocado en el roce del aire en las fosas nasales, en la expansión y contracción de la caja torácica o en el sonido de la respiración)
  • Sentir el cuerpo en general en su totalidad

Ejemplos de enfoques internos:

  • Observar el surgimiento de los pensamientos, su pasar y su desaparición. Al principio se suele percibir como una locura, la mente nunca para y hay incluso muchos pensamientos al mismo tiempo. Parece imposible saber ni siquiera de donde vienen o el momento en el que surgen. Poco a poco, con la práctica, la mente aparece más calmada y es posible observar el proceso cada vez en mayor profundidad, observando incluso el espacio que queda entre un pensamiento y el siguiente.
  • Observar las emociones y sensaciones que surgen. Comúnmente los pensamientos y las emociones (o más ampliamente “el sentir”) están interrelacionados, surgen uno tras el otro y se retro alimentan mutuamente, fortaleciendo normalmente cadenas “negativas”. Con la práctica, aislar el sentir y observarlo separadamente anula el pensamiento, permitiendo que mucha carga energética acumulada en forma de emociones no expresadas salga al exterior y sea liberada.

Ningún enfoque básico es puramente básico, es decir, en cualquier momento en que tratemos de que la mente esté completamente concentrada en algo externo, surgirán tanto pensamientos como emociones. No obstante, el objetivo del enfoque básico es acostumbrar a la mente a la observación, y por eso se sugiere ignorar tanto los pensamientos como las emociones considerándolos “distracciones”, y trayendo de nuevo a la mente, de manera suave, hacia el objeto elegido para el enfoque. Normalmente se sugiere comenzar con los métodos de enfoque más básicos hasta alcanzar cierto grado de práctica en la contemplación, puesto que los enfoques internos son usualmente más “complejos” de mantener sin dejarse llevar hacia pensamientos y emociones “destructivas”.

En el ámbito físico de “como meditar” se suelen tener en cuenta sobre todo la postura corporal y, en ocasiones, la posición de las manos:

POSTURA CORPORAL
meditando sentado en loto

La postura más comúnmente extendida entre las técnicas de meditación es la posición del loto, el semi-loto o simplemente sentado con las piernas cruzadas. Algunas tradiciones sostienen que el apoyo del empeine de los pies en ciertos puntos de las piernas que se da en la posición del loto beneficia a la concentración y al fluir natural de la energía a través de nuestro cuerpo energético y los chakras, lo que facilita la profundización en la meditación.

Para sostener la postura del loto o del medio loto se requiere cierta práctica y bastante flexibilidad que los occidentales normalmente no tenemos. No obstante, se puede incorporar poco a poco y para llegar con el tiempo a estar cómodo en esa postura.Para las personas que por dificultades físicas no pueden sentarse con las piernas cruzadas, se suele sugerir la posición de sentado en una silla, con la espalda lo más recta posible.

Otras posibles posturas para meditar son la de acostado (decúbito supino o savasana) y la postura libre. La posición de acostado se sugiere en algunos tipos de meditación específica, por ejemplo la visualización. Sin embargo, según algunas corrientes existe una diferencia en el funcionamiento mental cuando estamos en posición horizontal que la convierte en una postura no apta para la meditación en general, puesto que la meditación requiere el mantenimiento de una ATENCIÓN CONSCIENTE, y en cambio la postura de acostado induce a un estado de no atención, inconsciencia y sueño.

POSICIÓN DE LAS MANOS O MUDRAS

La posición de las manos es importante en la meditación en algunos estilos, como por ejemplo el Hatha Yoga, y hay mucha variedad de posiciones o “mudras”, produciendo cada uno de ellos diferentes efectos. La palabra sánscrita mudra podría traducirse como “gesto”. Lee sobre ellos y utilízalos según tu afinidad con ellos para empezar a experimentar sus beneficios.

Como consejo general sobre “como meditar”, encuentra un método afín a ti y practícalo exactamente como se te sugiera, salvo que ello te produzca una gran tensión mental, en cuyo caso puedes aflojar la presión permitiéndote amablemente experimentar lo que está sucediendo en ti. Sé amable, sé paciente, sé constante, no te dejes amedrentar por las tormentas mentales o emocionales que puedan surgir en el proceso, sigue adelante y saborearás por ti mismo un estado de ser y sentir que no puedes ni siquiera imaginar.

No esperes volverte un gurú, o tener todo el conocimiento o las respuestas. Simplemente serás una persona feliz y plena, aun con sus altibajos y situaciones humanas. Y por descontado que, sin buscarlo ni pretenderlo, tu alegría se volverá una inspiración para algunas (o muchas) personas a tu alrededor.

Cuando y donde meditar

Cada método de meditación tiene sus pequeñas reglas. Sigue en la medida de lo posible las recomendaciones del método que has elegido; no obstante, te exponemos aquí las recomendaciones más comunes respecto al mejor lugar y momento para meditar (hablamos de meditación estática). Finalmente puedes encontrar que ninguna de las reglas establecidas se adapta a ti, y tendrás que flexibilizarlas para adaptarlas a tu experiencia vital.

Sobre “donde meditar”, se recomienda hacerse en casa un espacio que esté reservado solamente para la meditación, cuanto más aislado, mejor. Lo ideal es tener una habitación reservada únicamente a las prácticas internas, como la meditación. Lo siguiente en la escala de lo deseable es tener un lugar, un rincón, un sillón, una silla, que esté destinada solo para la meditación, con todos las “herramientas” siempre disponibles (zafu o cojín para meditar, esterilla o alfombra, mantas, lámparas de sal, velas…). Finalmente, si no te resulta posible reservar un espacio exclusivo, se puede elegir el lugar más cómodo y tranquilo que puedas conseguir en cada momento (la cama, un sillón, el jardín, el banco de un parque, el coche…)

Si hablamos de “cuando meditar”, las opciones son muy variadas, pero principalmente existen dos variantes, las de tiempo fijo y las progresivas:

  • Tiempo fijo: Se sugiere que la persona practique la meditación siempre la misma cantidad de tiempo, sea diario, semanal, mensual… Lo más común (y recomendable) es que la práctica sea diaria. De otro modo resulta difícil romper los hábitos de pensamiento y re-educar a la mente a un estado más contemplativo y calmado.
  • Progresivo: se sugiere al practicante comenzar por una cantidad de tiempo mínima (normalmente 5 o 10 minutos), que va aumentando progresivamente cada semana o a voluntad cuando el meditador se sienta cómodo en el tiempo inicial.

Finalmente, incluso las meditaciones de tiempo fijo suelen convertirse en progresivas cuando las persona ha saboreado los beneficios de la práctica, y encuentra que incluso una cantidad de tiempo antes aceptable ahora parece muy poca.
Sobre la mejor hora del día para meditar, no hay un criterio fijo entre las distintas metodologías. Para unos, la mejor hora para la meditación es las 4:00 AM, momento en el cual la mayor parte de las personas duermen y por tanto hay menos actividad mental en general. En este caso se considera que las ondas cerebrales generadas en estado de vigilia son como una red wifi de largo alcance que podría entorpecer la meditación.

En otras corrientes se considera el despertar como el mejor momento para meditar, generando con ello un estado de consciencia, calma mental y física que influencie el resto del día.
Otros métodos, como por ejemplo el utilizado por los practicantes de Un Curso de Milagros, tiene un calendario de tiempos establecido que es variable. Al principio sugieren 5 minutos o menos, por la mañana al levantarse y por la noche antes de acostarse. Posteriormente va aumentando de manera progresiva ese tiempo, y en cierto momento cambia de estrategia para recomendar utilizar los primeros 5 minutos de cada hora en que estamos despiertos para dedicarle a ese espacio interno.

Estilos de meditación más conocidos

Para saber un poco más y que puedas decidirte por una técnica para comenzar o continuar tu práctica, veamos cuales son los principales y más conocidos métodos:

Si quieres entrar a lo grande en el mundo de la meditación, Vipassana te ofrece un curso inicial (siempre gratuito) de 10 días, muy bien estructurado para limpiar la mente, adquirir el hábito de meditar y aprender la técnica de manera consistente. El método de meditación de este curso es estático y combina progresivamente un enfoque básico al principio (en la respiración) con enfoques más internos al final.

Si lo que buscas es una guía para la autoobservación y el enfoque interno asistiendo a sesiones periódicas sin necesidad de un curso tan intensivo, Mindfulness podría ser el método que encaja contigo.

Puedes probar con la meditación budista si te atrae la esencia tibetana y buscas un método con mucha tradición y ampliamente extendido, que también te ofrece un método combinado con enfoques básicos como la respiración o la recitación de oraciones para alcanzar el estado de paz interna.

Otra rama del budismo, diferente en su metodología, utiliza la meditación Zen o Zazen, una técnica en la que se le da una importancia primordial a la correcta postura durante la meditación, enfocado básicamente en la posición corporal, la respiración y la correcta actitud de espíritu (sin pretender lograr nada en particular). Si eres una persona metódica y constante en lo que comienzas, este tipo de meditación puede ser lo que estás buscando.

Finalmente, la meditación trascendental te ofrece un método simplificado, con beneficios altamente contrastados científicamente, en el que trascender el estado de ansiedad se logra fácilmente sin apenas esfuerzo mediante una postura cómoda (libre), una respiración tranquila y sin esfuerzos, una atención pasiva (permisiva) hacia el fluir de los pensamientos y la repetición de un sonido (mantra o cualquier otro).

Elige el método de meditación que más te llame la atención, practícalo durante un período de tiempo y si no te encaja sigue probando. Estamos aquí para experimentar, para conocernos, y para despertar. El proceso y el ritmo son diferentes para cada persona, no te compares ni te exijas lograr nada en particular en un tiempo determinado. Disfruta del recorrido; comprobarás que tu objetivo, la paz, no estaba tan lejos como pensabas.

Desde Meditaciona te deseamos una feliz meditación.